10 MINUTOS DIARIOS DE UNA GRAN AMISTAD

Romina y Antonia se conocieron por casualidad ya que postularon a un mismo trabajo, al verse en esa sala de espera de la empresa que ofrecía esta vacante, se miraron en forma despectiva... quizás cada una consideraba una potencial competencia a la otra, a pesar de estar solas las dos en esa sala no se dirigieron palabra alguna. Por fin llego el gerente a realizar la entrevista, primero entro Romina quien venia recomendada por alguien influyente en la empresa... por supuesto el gerente la dejo enseguida contratada, si después de todo en este país el pituto es una institución consagrada, pero le pidió que esperara unos minutos afuera, luego le llego el turno a Antonia, quien por supuesto también venia con la ayudita de alguien por ahí. Al salir de la oficina ambas fueron informadas que quedaban contratadas para el puesto ya que era necesario cubrir dos turnos...uno en la mañana y el otro en la tarde, solo entonces se miraron con una cara más agradable y con un leve gesto parecido a una sonrisa.

Al salir de la empresa Romina y Antonia caminaron juntas a la parada del bus, y mientras lo hacían comenzaron a hablar ya en forma más relajada y sin el stres encima de la entrevista de trabajo, que por lo demás ambas necesitaban desesperadamente por diferentes razones. Hablaron de ellas, de sus familias y de sus necesidades y comenzaron a darse cuenta de lo parecida que eran, comenzó entonces a crearse una gran afinidad entre ellas.

Romina una mujer alta, de cabellos lisos y mirada melancólica era la introvertida y Antonia una mujer pequeñita de estatura pero de una enorme prestancia era la de la eterna sonrisa en los labios.

Cada día permanecían solas en su lugar de trabajo hasta que llegaba la hora del cambio de turno, era entonces que llegaba su compañera, en este breve lapso de "cambio de mando", las dos mujeres se contaban sus pequeños secretos, penas y alegrías, lo que las fue convirtiendo en grandes confidentes, es así como esos diez minutos que demoraban al principio en tomar el turno, lentamente se fueron alargando hasta convertirse en casi una hora, ya no importaba el hambre, el cansancio o las ganas de irse de la oficina, el hablar y escucharse se convirtió en una necesidad, esos diez minutos de risas y comprensión se convirtieron en una terapia para superar el stres de la rutina diaria.

Las demás personas que trabajaban cerca de ellas las veían como mujeres casi perfectas generándoles un dejo de envidia, ya que imaginaban que sus vidas eran maravillosas puesto que siempre estaban bien vestidas, maquilladas, atractivas, con una sonrisa en los labios, con invitaciones a salir, con hombres llamando a sus celulares, siempre rodeadas de amigos y queridas por todos. Romina y Antonia bromeaban y reían de eso ya que solo ellas sabían que la vida en realidad no las trataba tan bien en lo personal ya que ambas vivían una eterna búsqueda de la felicidad que a veces conseguían pero que les era tan esquiva, solo ellas sabían de horas de llanto y dolor, solo ellas sabían de los problemas eternos con sus familias, solo ellas sabían del cansancio acumulado por largas horas de trabajo, solo ellas sabían de los antidepresivos que ayudaban a ver la vida de manera mas optimista, solo ellas conocían lo que había dentro de sus almas... esos diez minutos de amistad eran su gran apoyo y consuelo...esos diez minutos diarios de una gran amistad.


Dedicada a mí compañera de tantas batallas ganadas y perdidas.